miércoles, 5 de noviembre de 2014

DESDE EL CEDRAL, MATERIALIZANDO LA UNIÓN DEL CAMPO Y LA CIUDAD

Fotografía: Yirleni Melguizo

“Ven con migo ven, llego la hora del viento reventando los silencios, ven,  el odio quedo atrás, no vuelvas nunca sigue hacia el mar, tu canto es trigo, sol y viento, pájaro que anuncia la paz” 
Victor Jara

El taller de memoria histórica a cargo de la corporación contracorriente, las recreaciones a cargo del colectivo en derechos humanos Martin Hernández, la base de maquillaje, el taller de teatro, acrobacia aérea y los murales a cargo de la escuela artística y popular Víctor Jara fueron las actividades que el 31 de Octubre y el 1 de Noviembre se realizaron en la vereda el Cedral del municipio de Ituango, el motivo fue la conmemoración de la masacre que 14 años atrás realizaron los paramilitares comandados por care-crimen, quien luego de incendiar varias casas y asesinar a varios campesinos de la vereda se la paso de fiesta en el pueblo con el comandante de la policía. A continuación las palabras de uno de sus protagonistas:

Eran ya las 8:30 am cuando el bus parte desde la ciudad con destino a la vereda El cedral-Ituango, aún se sentían las ansias de las 24 personas que viajábamos por conocer ese lugar, que quizás algunos ya conocían.

Al entrar al pueblo, lo primero que nos recibió fue una valla publicitaria sobre el proyecto hidroeléctrico que, según el aviso, “ofrecía oportunidades de empleo” lo que no decía es que ese proyecto afectara a 232 familias sin contar con la vida silvestre que hay en el lugar que será inundado para producir energía o más bien capital que, como sabemos, se acumulara en los bolsillos de los mal llamados “poderosos” mientras esas familias padecen la miseria generada por epm, en resumen es un proyecto que causo y causara una problemática social y ambiental.

Siendo ya las 2:30 de la tarde continuamos con nuestro recorrido hacia la vereda El cedral, donde se haría la conmemoración de la masacre cometida por las AUC el 31 de Octubre del año 2000; el bus desciende, asciende, da vueltas en medio de los problemas mecánicos y los temores de quienes lo integrábamos, pensando que en cualquier momento rodaríamos cuesta abajo, el camino era inestable. Llego el momento en el que toco bajarse del bus a causa del barro que no lo dejo avanzar más, caminamos dos, tres kilómetros más o menos Y la noche no se hizo esperar llegando acompañada de una pequeña llovizna. La moral de llegar a lo que parecía la cúspide de la montaña le podía al cansancio. Coronamos, la gente nos recibió con los brazos abiertos; nos reunimos a preparar lo que sería la jornada del próximo día: Unos pintarían muros, otras darían talleres de teatro del oprimido con los adultos, unos/as se encargarían de recrear a los niños y niñas, otros de maquillarlos, otro de dar taller de telas, en fin todos y todas, la Escuela Popular Víctor Jara, los colectivos de DDHH Martín Hernández Gaviria y Contracorriente, el movimiento juvenil 12 de octubre y demás, teníamos una tarea por cumplir.

Al día siguiente, todo salió como se tenía previsto. Hubo talleres, se realizaron los murales, en los niños y niñas se podía notar la felicidad que le transmitían los y las recreacionistas, los adultos estaban felices de nuestra presencia allá. Al anochecer hubo presentaciones de los campesinos, cuentos por parte del Colectivo Papel Arrugado, Baile por parte del grupo más baile más vida  y obras de teatro por parte de Renacer de la Magia. Termina el día y prácticamente termina nuestra labor. Al otro día tuvimos tiempo para observar el paisaje y caminar, fortaleciendo así nuestros lazos de unidad, luego regresamos a la programación cultural en conmemoración a la masacre donde un campesino sobreviviente narro lo sucedido, donde hubo una representación de los actos violentos de aquel día y donde nuevamente Renacer y Más Baile compartió sus saberes con la gente.

Hablar de esta masacre luego de 14 años de silencio ha sido un primer paso para recuperar la memoria y reafirmar la dignidad del campesinado, que guarda en sus pechos y lágrimas las miles de masacres que nunca han sido denunciadas, han sido 14 años en los cuales el centro de salud de la vereda ha dejado de funcionar, 14 años en los que se han dado concesiones a las mineras que esperan con ansias destruir esas hermosas montañas en búsqueda de los recursos, 14 años en los que el IDEA, EPM, la gobernación y la alcaldía de Medellín han puesto sobre la mesa todas sus ambiciones sobre la central hidroeléctrica que inclusive ha desplazado a cientos de campesinos, recordamos a quienes se alojaron en el coliseo de la U de A.

Al partir sentíamos que dejábamos un pedazo de nosotros allí, en ese lugar hermoso de gente bonita, en donde el tiempo se hizo corto para compartir todas nuestras experiencias con todas esas personas que a pesar de la masacre continuaba con la esperanza de construir y sembrar, con sus azadones y sus arados, un país en paz con justicia social.
De lo anterior, es así como se articulan varios colectivos de la ciudad para materializar la unión del campo y la ciudad, en donde las realidades se encuentran en contextos distintos pero no son diferentes ni ajenas las unas de las otras.


Desde la Articulación Juvenil y la escuela itinerante “Víctor Jara” queremos agradecerles infinitamente y hacemos la invitación a que nuestros lazos se fortalezcan mucho más “Porque la unión hace la fuerza y la fuerza la libertad”

POR:
Numar Lopera
Fotografía: Yirleni Melguizo

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