martes, 4 de octubre de 2016

ENCUENTRO URBANO




Como muchas ciudades latinoamericanas, Medellín ha sido escenario de diversos conflictos sociales, culturales y políticos que han determinado su historia y su actualidad. Por su posición geográfica, y debido al desarrollo del conflicto social, político y armado que vive Colombia, ha recibido desplazados de todo el noroccidente del país, y hoy ellos, y en general la mayoría de sus habitantes, sufren las contradicciones intrínsecas del capitalismo y las desproporcionadas formas de implementarse en las urbes.

Dichas contradicciones, expresadas en el desempleo, el escaso acceso a vivienda y servicios públicos, la poca posibilidad de participación política, la militarización urbana, el desplazamiento intraurbano, el paramilitarismo y las violaciones a los derechos humanos, hacen de las ciudades un territorio complejo y, a la vez, un escenario de lucha política que debemos disputar con miras a generar ciudades para la paz y la vida digna.

Lo anterior, como parte de nuestras principales preocupaciones, pretendemos discutirlo en un espacio amplio de convergencia de colectivos y organizaciones sociales cuyo accionar se desenvuelve en la ciudad, con la intención de generar la articulación y organización necesarias para pensarnos colectivamente una plataforma urbana que pueda aportar a la ruta política y de acción hacia la construcción de nuevas y mejores ciudades para todos.

A este evento, y todo lo que esperamos surja de él, los invitamos. Seguros de que sus apuestas y propuestas contribuirán a pensarnos ciudades por y para su gente.

Esperamos contar con su presencia y participación activa.


Fecha: Sábado 15 de octubre de 2016
Hora: 9am a 5pm
Lugar: CREM de Granizal. Calle 36B # 102C – 54. Zona Nororiental de Medellín, Comuna 1.
Metodología: Panel y trabajo por mesas.




Fraternalmente,


Corporación en Derechos Humanos                            Corporación EL MEGÁFONO
CONTRACORRIENTE


A quien interese


INVITAMOS  A ESTE IMPORTANTE EVENTO 

Artículo de opinión

 “cuando los ricos hace la guerra, son los pobres los que mueren”
 Jean paúl Sartre

Hoy me levanto con la necesidad de dirigirme a ustedes, hombres y mujeres del futuro, los cuales han sido caballo de trolla o un simple cliché,  de innumerables  campañas;  ya sean publicitarias de otra índole bajo el sofisma “son el futuro”. Hoy me pregunto: ¿qué futuro  les   dejamos? ¿Otros 50 años de guerra entre hermanos, entre hijos e hijas de desempleados, de campesinos pobres?, ¿un país dividido por unas elites Donde  su único interés,  es perpetuase en el poder?, ¿un pueblo sin memoria, sin identidad de clase, sin la capacidad de mirarse a lo ojos y  darse un fuerte abrazo, y de esta forma lograr pasar la hoja y empezar la construcción de una nueva nación, donde el odio no sea lo que nos una.

Es por esto,  que hoy me atrevo a escribir esta pequeña nota para la historia,  una tarea  urgente e inaplazable, es una cita para la memoria, nota que retrata pensamientos de muchos jovenes, empecinados por no permitir otra generación perdida.

Fue esa mañana del dos de octubre en Medellín- soleada por cierto-  como si el mismo  sol demostrara su compromiso en busca  una  nueva senda para la  historia de nuestro país, pero él, como muchos de nosotros, no se esperaba que el odio  fuera la nube que opacara la única posibilidad en más de 60 años  de exigirle al estado colombiano  y a la insurgencia más antigua del mundo “paremos esta guerra, entre hijos de un mismo pueblo”.

Pueblo que hoy no solo queda dividido por asuntos territoriales, por límites geográficos, si no por dolores en el alma, nuevamente fuimos las  “urbes” los ciudadanos de bien, los que vamos a misa todos los domingos, los que rezamos con fe propia el padre nuestro y entonamos a todo pulmón en las peregrinaciones  y actos litúrgicos   “perdónanos, como nosotros perdonamos al que nos ofende” fuimos quienes les impusimos la guerra a las áreas más pobres de nuestro país, al campesino empobrecido, al indígena, al mulato, al negro.
Fue Medellín,  Manizales, Huila,  fue Cundinamarca  quienes nos impusimos ante los que tienen la guerra en la puerta, frente  al que padecen el tatuco que cae en la escuela, a aquel que le ametrallan su sueño de un hogar en paz, al centenar de víctimas que deja un conflicto caduco y desgastado.

Hoy ofrezco perdón a los  cientos de muertos -de lado y lado- que ha dejado este conflicto, social político y armado, a los miles de  desplazados rurales y urbanos, al sin numero de viudas producto de la confrontación, a los exiliados que se vieron obligados a dejar su tierra para preserva la vida, a los presos políticos, a los colombianos que padecen la guerra directamente,  a los próximos soldados, guerrilleros y paramilitares, es decir los  futuros muertos,   a los niños quienes serán  y tendrá que asumir nuestra decisión de esa tarde del dos de octubre del presente año.

Ofrezco perdón por no cumplir la  tarea,  que desde los sectores populares y empobrecidos asumimos para el futuro de nuestro país, por no estar a la altura de ese  momento histórico y déjalo pasar,  por dejar un país que se seguirá matando y desangrando  entre los mismos,  es decir entre  los  pobres.

Con el todo el afecto, y la rabia contenida.

Carlos F.