INVITAMOS A ESTE IMPORTANTE EVENTO
Artículo de opinión
“cuando los ricos hace la guerra, son los
pobres los que mueren”
Jean paúl Sartre
Hoy
me levanto con la necesidad de dirigirme a ustedes, hombres y mujeres del
futuro, los cuales han sido caballo de trolla o un simple cliché, de innumerables campañas; ya sean publicitarias de otra índole bajo el
sofisma “son el futuro”. Hoy me pregunto: ¿qué futuro les dejamos? ¿Otros 50 años de guerra entre hermanos,
entre hijos e hijas de desempleados, de campesinos pobres?, ¿un país dividido
por unas elites Donde su único interés, es perpetuase en el poder?, ¿un pueblo sin
memoria, sin identidad de clase, sin la capacidad de mirarse a lo ojos y darse un fuerte abrazo, y de esta forma lograr
pasar la hoja y empezar la construcción de una nueva nación, donde el odio no
sea lo que nos una.
Es
por esto, que hoy me atrevo a escribir
esta pequeña nota para la historia, una
tarea urgente e inaplazable, es una cita
para la memoria, nota que retrata pensamientos de muchos jovenes, empecinados
por no permitir otra generación perdida.
Fue
esa mañana del dos de octubre en Medellín- soleada por cierto- como si el mismo sol demostrara su compromiso en busca una nueva senda para la historia de nuestro país, pero él, como muchos
de nosotros, no se esperaba que el odio fuera la nube que opacara la única posibilidad
en más de 60 años de exigirle al estado
colombiano y a la insurgencia más
antigua del mundo “paremos esta guerra, entre hijos de un mismo pueblo”.
Pueblo
que hoy no solo queda dividido por asuntos territoriales, por límites
geográficos, si no por dolores en el alma, nuevamente fuimos las “urbes” los ciudadanos de bien, los que vamos
a misa todos los domingos, los que rezamos con fe propia el padre nuestro y
entonamos a todo pulmón en las peregrinaciones
y actos litúrgicos “perdónanos,
como nosotros perdonamos al que nos ofende” fuimos quienes les impusimos la
guerra a las áreas más pobres de nuestro país, al campesino empobrecido, al
indígena, al mulato, al negro.
Fue
Medellín, Manizales, Huila, fue Cundinamarca quienes nos impusimos ante los que tienen la guerra
en la puerta, frente al que padecen el
tatuco que cae en la escuela, a aquel que le ametrallan su sueño de un hogar en
paz, al centenar de víctimas que deja un conflicto caduco y desgastado.
Hoy
ofrezco perdón a los cientos de muertos
-de lado y lado- que ha dejado este conflicto, social político y armado, a los
miles de desplazados rurales y urbanos,
al sin numero de viudas producto de la confrontación, a los exiliados que se
vieron obligados a dejar su tierra para preserva la vida, a los presos
políticos, a los colombianos que padecen la guerra directamente, a los próximos soldados, guerrilleros y
paramilitares, es decir los futuros
muertos, a los niños quienes serán y tendrá que asumir nuestra decisión de esa
tarde del dos de octubre del presente año.
Ofrezco
perdón por no cumplir la tarea, que desde los sectores populares y
empobrecidos asumimos para el futuro de nuestro país, por no estar a la altura
de ese momento histórico y déjalo
pasar, por dejar un país que se seguirá
matando y desangrando entre los
mismos, es decir entre los
pobres.
Con
el todo el afecto, y la rabia contenida.
Carlos
F.
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