En
medio de nuestro complejo panorama político actual, en el que se difunden
diferentes expresiones de oposición y resistencia frente al régimen hegemónico
de explotación y opresión capitalista, se han ido expandiendo poco a poco las
proclamas y programas de las diferentes
organizaciones políticas y sociales que día a día, y a lo largo de nuestra historia, se entregan a la lucha
constante por generar los cambios que nuestra
realidad económica, política y socio-cultural necesita, si queremos y creemos
en un futuro con verdadera democracia y justicia social, En donde hayan
relaciones entre hombres y mujeres como compañeros y de subordinación o poder.
En
la actualidad nos encontramos ante la
necesidad de la unidad de las diferentes luchas por la transformación del
contexto colombiano, se hace necesario reconocer las consignas de los
diferentes grupos excluidos de las
dinámicas sociales y económicas es decir, las mujeres, El campesinado, los
grupos étnicos, los obreros, las juventudes, los artistas, los grupos
ecologistas, los grupos de diversidad sexual, entre otros, y otras. Con el
propósito de identificar todas las formas de violencia, explotación, opresión y
discriminación que ejerce el modelo político, económico y social imperante en nuestro país.
Debemos
elevar nuestro nivel de conciencia y
compromiso político y revolucionario para
dinamizar con más fuerza nuestros procesos de resistencias, de mujeres, de
jóvenes del pueblo en general, de resistencias populares y políticas.
Se
trata de reconocer todo el conglomerado ideológico que el sistema capitalista
ha instaurado en nuestras mentalidades bajo paradigmas socio-culturales y
políticos hegemónicos, como sostén fundamental de la estructura socioeconómica
y cultural.
Entre
las tantas y diversas expresiones de resistencia ideológica, política y
económica se encuentran nuestras Mujeres que luchan, construyen y sueñan con ese nuevo país. Las Mujeres, son más de
la mitad de la humanidad y han sido
objeto de milenarias formas de opresión y explotación, consideradas históricamente como una propiedad privada
masculina cuyo único destino posible es la maternidad impuesta y el trabajo
doméstico no remunerado, consideradas no aptas para la política e inoportunas
en el momento de definir los destinos de las naciones.
Las
mujeres, aquellas a las que se les ha negado
el reconocerse como víctimas pasivas del sistema patriarcal y que
históricamente han ejercido diferentes procesos de resistencia, basta con
recordar las enérgicas heroínas de la independencia como Policarpa
Salavarrieta, Manuela Sáenz, Manuela Beltrán, las fervientes luchadoras del
siglo XX como, Rosa Luxemburgo, María Cano y todas las que dedicaron su vida a
la lucha por el derecho al voto femenino, por el reconocimiento de las mujer
como agente político y social como Betsabe
espinal, Argelia Londoño, rosita turizo, y a todas aquellas del presente que
día a día alimentan los procesos del cambio social, como piedad córdoba,
Fabiola la linde y que han ofrendado su
vida a la movilización de las mujeres como, Ana fabrica córdoba entre otras.
De
esta manera las mujeres colombianas son fuerza
heredera de la lucha por la democracia, la equidad y la libertad, herederas de
las valientes mujeres cubanas, soviéticas, vietnamitas, palestinas, asiáticas, de
las africanas que lucharon contra el colonialismo, de las nicaragüenses,
venezolanas, ecuatorianas, las que en situaciones difíciles levantaron los derechos; por la justicia salarial y mejores
condiciones de trabajo, por la igualdad jurídica de la mujer: obreras,
campesinas, indígenas, intelectuales, profesionales, que siempre han estado
junto al pueblo.
Este
es el legado que la lucha de las mujeres en todos los ámbitos de la historia,
debe llenar de orgullo y dignidad a
mujeres y hombres consientes de los cambios sociales.
Acerca de la lucha política e ideológica
de las Mujeres.
Las
mujeres se han enfrentado a diferentes obstáculos para la
plena participación política a lo largo de la historia, no sólo frente a los
que impone la clase dominante como la exclusión jurídica,
la feminización de la pobreza, la doble jornadas de trabajo, el analfabetismo,
la no educación, la mercantilización y
victimización del cuerpo de las mujeres, la cosificación mediática, etc. Sino
también a los obstáculos que la ideología patriarcal instauró como una cultura machista, con el sostenimiento de los
estereotipos de los hombres como los únicos aptos para el ejercicio de la
política y las mujeres solo aptas para las labores reproductivas.
De
esta manera las mujeres también han sido discriminadas y marginadas dentro de los
partidos políticos y movimientos sociales con reivindicaciones de clase, dentro
de los cuales se tejieron diferentes creencias que negaron la validez de las
reivindicaciones de las mujeres y pretendieron homogenizar las realidades
políticas de los diferentes grupos sociales, estigmatizando y tergiversando el
contenido político de nuestras proclamas.
Sin
embargo la lucha que han ejercido las
mujeres nunca ha parado y como fruto de rigurosas jornadas de análisis y
reflexión política, surgió desde la disciplina de las ciencias sociales la
perspectiva de género, la cual se constituye hoy en un instrumento fundamental
para la comprensión del modo en que el capitalismo se reproduce en el plano
ideológico y para el reconocimiento de la pertinencia que tienen las
reivindicaciones de las mujeres para la efectividad de los procesos de
transformación.
Así el Género se evidenció como una categoría
social que ha otorgado unos roles (conjunto de comportamientos, normas y
funciones sociales) determinados y desiguales a hombres y mujeres bajo los
argumentos de la diferencia biológica basada en el sexo, es decir, las
diferencias sociales y las relaciones desiguales entre hombres y mujeres responden
a la estructura política, social y cultural dominante y no a determinismos
biológicos; de esta manera el Género nos permite reconocer que las relaciones
de poder que se dan entre los géneros masculino y femenino han sido construidas
social e históricamente según los intereses del sistema socioeconómico
dominante y que además dichas relaciones atraviesan todo el entramado social y
se articulan con otras relaciones sociales , como las de clase, etnia, edad,
preferencia sexual y religión.
El
Género afecta a hombres y mujeres en tanto que la superestructura del sistema
les ha asignado valores identitarios que sostienen el modelo machista y
patriarcal de dominación, legitimando a su vez las relaciones de dominación que
se ejerce como clase.
Conocer
y reconocer la perspectiva de género es una necesidad para la comprensión de la
diversidad de las realidades y necesidades políticas, sociales y culturales de
hombres y mujeres, para hacer frente a las diferentes formas de violencia
política, económica, simbólica, física, verbal y sexual que se ejerce hacia el
pueblo en general y en especial a hacia las
mujeres, las minorías étnicas y la infancia en particular, es necesario para
construir claridades frente a lo que se
quiere transformar en la política, la sociedad y la familia.
No
se puede luchar con una visión totalizante que encubra las diferentes formas de
dominación y opresión que se reproducen en el día a día y que degradan cada vez
más los valores éticos y políticos de la sociedad.
Por
lo tanto, la lucha de clases debe contener la perspectiva de género, ya que al
interior de la clase obrera se desarrollan diferentes relaciones de dominación
e injusticias de orden social y cultural que afectan lesivamente las relaciones
entre mujeres y hombres , pero sobretodo sostienen a perpetuidad la ideología
impuesta por el capitalismo patriarcal.
No
podemos desestimar la lucha por las reivindicaciones que hacen las mujeres, ni
mucho menos las reivindicaciones que como clase hacemos, el reconocimiento de
la dimensión política de las reivindicaciones de género debe ser un primer
ejercicio sin perder de vista que no solo con eso basta, es necesario que esos
cambios en las representaciones sociales de hombres y mujeres, ese cambio de
mentalidades, debe luchar contra la estructura de dominación que la promueve y
perpetúa: el sistema capitalista.
Unidas y unidos en la Lucha
Los
intereses políticos de mujeres y hombres de la clase subalterna son el elemento que
nutre nuestra unidad en la lucha, las agendas reivindicativas de las mujeres no
se aparta ni se pueden apartar de los
intereses de los demás grupos sociales y políticos, esto es; la lucha para
transformar el mundo y alcanzar el bienestar sostenido y sustentable, con
justicia económica, social, política y de género, incluida la indispensable
lucha por los derechos de la mujer trabajadora; la convicción de que se puede
cambiar el injusto orden económico, social, político y patriarcal, impuesto por
la globalización neoliberal.
Nuestra
agenda común debe contemplar un mundo donde cada ciudadana y ciudadano sienta
respetados sus derechos y por ello exigir la eliminación de todas las formas de
discriminación y violencia contra el pueblo, es decir desplazamiento, tráfico
de mujeres y niños, explotación sexual, prostitución, asesinato, así como la
eliminación de los obstáculos al acceso de los recursos y empleo en igualdad de
condiciones que propicien la autonomía económica.
No
se trata de conformarse con unas cuotas de poder burocrático, es decir votar y ser elegidas y elegidos, no nos
podemos conformar con eso, Es apropiarnos de la conducción de nuestros proyectos de vida, es participar en forma
activa en el diseño de las estrategias de desarrollo, de las políticas
públicas, es tener presencia activa en los sectores económicos, sociales y
políticos que deciden, es hacer valer el derecho a ejercer nuestros derechos.
Se trata de construir poder popular que tenga
en cuenta a todos y todas, poder que hará invencibles a nuestros pueblos frente
a potencias extranjeras. Es construir un
poder diferente, que no explote, que no oprima, que no sojuzgue, capaz de
destruir definitivamente el patriarcado y el matriarcado, es unirnos en como
hombres y mujeres hijos e hijas de una misma patria, de un mismo pueblo.
Luchar
unidas y unidos por la paz con justicia
social todos tenemos mucho que decir, ya
que son ellas a las que violan , las que
son botines de guerra, las madres, los padres, esposas (os) compañeras(os)
amigas(os) de los y las que caen, es
reconocer que esta paz se construye con pan,
trabajo, vivienda, salud, educación y seguridad social pública y universal
gratuita, con respeto por lo diferente, con soberanía nacional, con
independencia económica y política, con la integración de nuestros pueblos ya
que mientras existan explotadas y explotados, hambrientas y hambrientos,
excluidas y excluidos, no habrá paz.
Por eso es necesario cambiar el sistema económico y social, Así mismo es necesario
cambiar el orden patriarcal para eliminar las relaciones de poder, dominación,
subordinación, entre hombres y mujeres.
Nuestras
luchas deben ser conjuntas en tanto
luchemos por un mundo con igualdad entre hombres y mujeres, donde la equidad
sea real y efectiva. En tanto condenemos la guerra silenciosa que el gran
capital ha impuesto con sus políticas
neoliberales, generando hambre, desnutrición, miseria, analfabetismo,
desigualdades en el mundo, males que nos afectan fundamentalmente y con
particularidad a nuestras mujeres.
Debemos
empezar por la sencilla tarea de des estigmatizar las reivindicaciones de las
mujeres y romper con los siguientes prejuicios:
·
La lucha de las mujeres, no debe dispersar las masas y mucho menos atacar la unidad de clase.
·
Que las mujeres con el derecho al voto ya
obtuvieron sus derechos y lograron su emancipación.
·
Que las mujeres solamente luchan por los
derechos de las mujeres.
·
Que la lucha de clases no tiene que ver con la
lucha por la equidad de género, y viceversa.
·
Que el tema de la lucha de las mujeres es
secundario, que hay luchas mucho más importantes y prioritarias. (Tengamos en
cuenta que estamos hablando de más de la mitad de la humanidad y que no se trata de
priorizar, porque son luchas que deben ir de la mano).
·
Que el lugar de la mujer en los procesos de transformación
es pasivo, que sus propuestas van en un segundo lugar y que además deben ser
las encargadas de las tareas de menor impacto político y público.
·
Que la perspectiva de género es un simple cuento
que podemos aprovechar como un “instrumento” para engrosar el número de
integrantes en las organizaciones sociales.
C. Fonseca
Papel arrugado
No hay comentarios:
Publicar un comentario