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Armenia, territorio de paz. Mural realizado el segundo día |
El pasado 21 y 22 de Mayo de 2016 se realizo una vez más una escuela Itinerante por parte de la escuela artística y popular Víctor Jara, Armenia Mantequilla fue en esta ocasion el municipio que nos abrió su puertas y calles para seguir sembrando paz. A continuación, el relato construido por uno de los participantes:
En la Grecia antigua, todos los
caminos estaban llenos de mierda, y más los caminos que llegaban al teatro, ese
lugar donde la palabra se vuelve acción, y la imaginación se hace realidad, ese
lugar donde las clases no tienen diferencia, ese lugar donde el acto central es
el arte, por eso reivindicamos la mierda, porque aquel que quisiese ver arte tenía
que caminar esos caminos llenos de mierda, y hoy literalmente arrancamos esta
comparsa por un camino lleno de mierda en las calles de la maravillosa montaña
que entre sus colinas y nubes esconde un paraíso: Armenia, Mantequilla.
- ¡¡¡Mierda, Mierda, Mierda!!!
A una sola voz sale ese grito del
interior de cada uno de los que estábamos ahí, formando un círculo y cogiendo
las manos de nuestros compañeros, que hoy tenemos la oportunidad de tener a
nuestros lados para comenzar esta noche de fiesta, alegría, risa, arte, magia,
teatro y música, que hemos preparado para celebrar una noche de cultura junto a
esta linda comunidad.
Ningún camino es fácil, cada acto
que hacemos determina nuestro compromiso con nosotros mismos y para con quienes
nos rodean, pues al fin son ellos quienes deben ser el centro de nuestras
apuestas, ellos - los otros- los nadie como diría Galeano, ellos que valen menos que la bala que los mata,
a ellos nos debemos y para ellos nos
levantamos cada día, con el ideal de construir un mundo mejor, una nueva
Colombia, más justa y más social, por eso cada día nos la jugamos en cada paso
que damos, estudiando más allá de la academia, leemos nuestras realidades, las
ponemos en discusión y hacemos del arte nuestro camino para darla a conocer, a
criticar, para ponerla en un lenguaje menos cruel y más ameno a la vista y al
oído.
Esta es nuestra apuesta, nuestra
manera de transformar la realidad, el arte nos da la libertad y la seguridad de
poner en escena estas tristes realidades sin que nos señalen, nos juzguen, nos etiqueten, sin que nos
desaparezcan como bien lo ha hecho este país en lo largo de su historia.
Ningún camino es fácil, porque llegar a estas
tierras tampoco fue fácil, luego de 2 horas en camino, por medio de una
carretera con tramos buenos y otros destapados que nos jugaron dos malas
pasadas, al colocar en la piel de dos compañeros algunos raspones y heridas
menores que se convierten en nuevos recuerdos de grandes proezas. Un camino
entre montañas, entre algunos vacíos pero sobre todo entre unos paisajes
inolvidables e indescriptibles. Un camino que marcaba el tic tac para comenzar
con esta linda apuesta de la escuela itinerante que durante algún tiempo
venimos preparando para este lugar, pero que no sabemos con qué nos íbamos a
encontrar.
La mañana fue un espacio difícil,
y difícil por la apatía de la gente a una nueva propuesta que rompe con las
dinámicas cotidianas del pueblo, un montón de payasos y personajes montando
zancos, lanzando malabares en medio de un sábado no es algo típico además de
ser un día de cabalgata, una de las grandes tradiciones del pueblo. Aunque
lento fue empezar no fue imposible para nosotros, si a algo hemos aprendido es
lo difícil de nuestro camino, y lo difícil que será construir un nuevo
mañana, un reto que asumimos con alegría como artistas populares.
Con bombo y redoblante, una nariz
roja, y malabares comenzamos hacer música en las calles de Armenia, una y otra
vez haciendo el llamado e invitando a niños, jóvenes y adultos a que se
acercaran a los talleres que habíamos preparado para ellos. Una y otra vez con
el redoblante y el bombo, una y otra vuelta al pueblo, más y más pasos para que cada persona del pueblo se diera
cuenta de lo que estaba pasando y a que los estábamos invitando. Creíamos que
no estaba dando resultado, con un poco de tristeza y cansancio fuimos a guardar
los instrumentos y buscar nuevas alternativas, porque a cada obstáculo nuevas
soluciones, y si no funcionan las seguimos buscando, porque no nos hemos
acostumbrado a ceder, a rendirnos, a no intentarlo.
Al guardar los instrumentos en la
sala de música donde se dictaba el taller de percusión y chirimía vimos algunos
niños dándole palmadas a los tambores y nos unimos para distraer un poco la
mente, al salir de ahí nos dimos cuenta que todos los talleres tenían público,
que los niños y jóvenes de Armenia se acercaron a los espacios y decidieron
aprender un poco de baile, música,
manualidades, acrobacia aérea,
zancos, malabares, sin darnos cuenta nuestros actos empezaron a dar fruto y los
talleres lograron dejar una huella en los participantes.
Tanto fue la acogida que al
empezar nuestra tarde cultural en el coliseo del pueblo, los niños seguían en los
talleres, pedían más y más, haciendo que cada hora de trabajo, de ensayo , de
programar y de viajar valieran la pena, y ahí nos encontrábamos en un círculo
cogidos de la mano, con nuestros trajes y
narices rojas puestas ya listos en los zancos para arrancar esta noche de arte
y cultura con el pueblo, a una sola voz se escuchaba el grito que le daba el
comienzo oficial a esta culminación de un día lleno de altibajos, risas, corre
corres, pero que valieron cada segundo la pena.
Las tamboras sonaban, los payasos
corrían de un lado a otro, los jóvenes caminaban a nuestro lado al son de la
chirimía, los zanqueros haciendo su mejor presentación, otros tantos
aprendiendo de los maestros en lanzar fuego los cuales hacían que en el camino
nacieran nubes de fuego dando paso a la comunidad que se dirigía hacia el
coliseo para ver la muestra central, un parque lleno de caballos y caballistas,
con su cabalgata y tradición programada, no comprendían lo que estaba pasando
al ver ese espectáculo en medio de su pueblo, pero más sin embargo hay lugar
para todos, hay gustos y apuestas que no difieren en la construcción de una paz
con justicia social, ellos con respeto y tolerancia hacia nuestro compromiso, y
nosotros dejando en cada paso y cada
acto una semilla en las personas que llegan a vernos.
Los payasos con sus obras y
criticas al imperialismo y el daño que le han hecho a nuestras tierras, con sus
multinacionales y tratados, las mujeres con su mensaje de respecto y
emancipación del papel tradicional en el que la mujer ha sido enmarcada, los
cuentos y la música dejando un mensaje de conciencia, de paz, de trasformación,
y acompañado de los bailarines de break dance y los acróbatas de las telas,
cerrando una noche llena de risas, compañerismo, cultura, arte, de aprendizaje
para cada uno de los que estábamos ahí, creo que el aprendizaje fue mutuo, en
ambas direcciones, y eso se refleja en los aplausos y los buenos comentarios
por parte de los habitantes de Armenia.
Con eso llego la noche, que nos
arropo con un poco de frío y un cielo estrellado de esos que no dejan
dormir, pero que nos llevó a descansar
los cuerpos un poco agotados y un poco triste de ver acabar este día. Pero ese
no era el final, con un nuevo sol arrancamos hacían nuestra última actividad,
dejar un mensaje permanente en Armenia, un mural que recuerde cada día lo que
este fin de semana vivimos y aprendimos, debajo de un sol que sacaba cada gota de sudor, con un mural
gigante y la compañía de cada uno de los que creemos y le apostamos a esta
idea, dejamos plasmado en el coliseo un gran mural que dice: Armenia Territorio
de Paz. Ahí se consigna nuestra propuesta, hacer que por medio del arte se
construya la paz que tanto necesitamos y que desde hace ya tres años es una posibilidad
real.
Solo quedan palabras de
agradecimiento a cada una de las personas que hicieron este mierdero posible,
mucha mierda para cada uno de sus caminos.