domingo, 22 de mayo de 2011

EL CARNAVAL, lo popular...

En la comuna 1 popular, nombre que recibe gracias a que su barrio más grande “el popular”, que en realidad son dos, popular 1 y popular 2, dividido gracias a la desgarradora violencia que siempre ha desangrado, no solo el barrio popular, sino todos los sectores populares en general. Compuestos por los nadies, seres excluidos, estigmatizados y explotados, columna vertebral de un sistema que se engorda absorbiendo sus energías, que se nutre de corrupción, guerras y una incesante y desgraciada acumulación de riquezas, despojando y asesinando al pueblo.

Una comuna creada principalmente por personas que vienen del campo, unas en una ingenua búsqueda de futuro y progreso y otras desplazadas por la guerra. Personas que desde el inicio le dieron un sentido diferente al territorio dentro de la urbe, pues con su identidad y tradición de campesinos construyen las casas con solares y huertas, donde se dirigen a la cañada a lavar ropa y a llevar agua para la comida, sectores que despectivamente han sido llamados de invasión, pero más que eso, son territorios recuperados. Con el pasar del tiempo dichos campesinos se van urbanizando, la gran mayoría por la necesidad de trabajo son albañiles, de ahí, que esta comuna no tiene planeación y es autoconstruida con los saberes de sus habitantes.

Desde el principio ha sido azotada por la violencia, en primer momento por el estado, con sus policías que venían a tumbar e incendiar los primeros ranchos, luego llegan las milicias populares con toda una propuesta de organización, creando espacios culturales como las emisoras comunitarias, un actor armado que tenía cierta postura política, que amenazo a asesino a muchos jóvenes solo por fumar marihuana. Estas milicias son derrotadas y se puede decir que exterminadas por el paramilitarismo con su cómplice y subyugada amiga la fuerza pública, este hecho quizás sea el que más desgracia ha traído al territorio con sus plazas de vicio, sicarios y nuevas fronteras, tratando de imitar la cultura mafiosa de sus jefes, grandes capos y paramilitares, pues en ultimas los paracos de la comuna son los idiotas útiles. De nuevo, subyugados.

Eran frecuentes en alguna época las visitas de altos mandos paramilitares, muy cercanos al famoso don Berna. Llegaban en lujosos carros y motos, escoltados claro está por la policía nacional, hacían una reunión, decidían quienes seguían en el barrio, quienes se tenían que ir y a quienes matar si no se iban, y luego como si nada, pensando que el negocio de la esquina era una de sus fincas empezaba la fiesta y bulla de 2 días.

Ante tal degeneración y desprecio al barrio y a su gente. Ante el ideal de la moto y la mujer/objeto abrasando el piloto, con su pistola. Ante la estigmatización del joven del barrio popular como violento y peligroso, y de las mujeres como fáciles. Ante la instrumentalización y paramilitarización de organizaciones como la acción comunal, ante los asesinatos, maltratos y atropellos del ejército y recientemente de la contraguerrilla en la zona. Ante las prácticas de dominación y sus fronteras invisibles, ante el estado y su violencia la respuesta: organización y lucha popular.

Consignas presentes en procesos de organización comunitaria como la articulación juvenil, proceso que tiene como slogan: desde la zona nororiental hacia y por la transformación de la sociedad…

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